"Pan, agua e Internet"

miércoles, 1 de septiembre de 2010

El maravilloso mundo de la web

La noción de “internet” nació en 1972 en Estados Unidos, como una red que permitía el envío de información, entre computadoras ubicadas en diversos sitios. Con los años, esta red comenzó a expandirse a lo largo del mundo, y a principios de la década del '90 conformó lo que se conoce como www (World Wide Web), la que posee plataforma y aplicación.


En 1997 se conformó la burbuja .com, Web 1.0, que poseía contenidos formulados por algunos productores, las páginas eran estáticas y su actualización esporádica. Los usuarios la utilizaban para el envío y recepción de mensajes. “Se relacionó mayormente con la publicación, la unidireccionalidad de los mensajes, la alta cualificación necesaria para el manejo de herramientas y las prácticas de las empresas oligopólicas que operaban en la red”, afirma Francisco Vacas en el texto De la web 2.0 a la web 3.0.

A partir del 2004 se crea la web 2.0, una web colaborativa, donde los usuarios pueden participar, vincularse y ser creadores. Se produce una convergencia mediática. “El resultado de esta evolución social de la red es la generación de un círculo virtuoso, donde más personas pueden participar en la conversación global”, explica Vacas.

Con los avances de la tecnología y los cambios que ésta implementa, la vida cotidiana de los individuos se ve alterada y también modificada. Los sujetos se encuentran inmersos en el mundo de la web 2.0 donde dejan de lado su intimidad, y esta pasa a ser protagonista. Como expresó la autora Paula Sibilia, se concibe un nuevo concepto denominado “extimidad” para reemplazar la noción de intimidad.

En este sentido, con el boom de las redes sociales, la atención se focaliza en “ver la vida de cualquiera”. Éstas aumentan el yo (sociedad yoísta), pero colaboran en la relación de los usuarios. En este sentido, los usuarios conforman una sociedad donde pretenden hacerse visibles y transformar su vida en un espectáculo.

Por otra parte, el autor de Fans, blogueros y videojuegos. La cultura de la colaboración, Henry Jenkins, afirma que los miembros de las comunidades pueden cambiar de una a otra a medida que varían sus intereses y necesidades. “La velocidad y frecuencia de la comunicación puede intensificar los vínculos sociales en la comunidad de fans”. Asimismo, ejercen una fuerte presión y tienen el poder en sus manos; pueden opinar que un programa es muy bueno o criticarlo y hacerlo desaparecer.

Para concluir este recorrido por el complejo mundo de la web, se observa que en lo que se focaliza todo el tiempo es en la figura del usuario. Éste es quien decide de qué manera, cómo y cuándo elige un contenido. Además, tiene a su alcance todas las posibilidades para relacionarse con otros sujetos, y llegar a hacer público aquello que hace un tiempo se denominaba “vida privada”.

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