"Pan, agua e Internet"

jueves, 23 de septiembre de 2010

miércoles, 22 de septiembre de 2010

"No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho"

Los microgéneros son construcciones literarias que se distinguen por la brevedad de su contenido. La brevedad aparece como una forma de comunicación que puede tener una potencia narrativa suficiente como para transmitir un mensaje e involucrar al lector.
“La hiperbrevedad es el lugar donde el minimalismo autoral deja la mayor libertad al lector, lo abandona en la ambigüedad, lo hace responsable de la elección entre las sugerencias del doble sentido.” Así el usuario, posee la libertad de fragmentar los contenidos y consumirlos a su gusto.
Los microgéneros fueron ganando terreno en la web, así se fueron expandiendo por todas partes ya que no había un soporte que fuera tan compatible con las estructuras narrativas que poseen los microgéneros. En este sentido, se fueron ajustando a la lectura y a la escritura digital. “Internet, multimediatiza la satisfacción cuando lo desea el usuario. Lo multimedial reanima el relato cuando la tensión parece decaer.  Los microgéneros se renuevan al ritmo de una sociedad 2.0.”
La hiperbrevedad trajo aparejada algunas consecuencias como la pérdida de los CDs. Los artistas  piensan los álbumes como obras de arte íntegras, en su totalidad. Son ideadas como un conjunto, y nosotros los usuarios, las fragmentamos en pequeñas unidades acordes a nuestro alcance.



La falta de credibilidad en los medios de comunicación, llevó a los usuarios a buscar nuevas respuestas a sus preguntas en la web. De esta manera, a la hora de elegir un producto no esperan la recomendación de los expertos, sino que se vuelcan a la opinión de otros usuarios; así eligen foros o sitios como Mercado Libre y DeRemate.com. 
        “Saben que la calificación del crítico es atravesada técnica y profesionalmente. Ambos aspectos, economía (precio) y cultura (tiempo de consumo) se asocian para imponer nuevas unidades de intercambio.” Las producciones son realizadas acorde a las preferencias y la disponibilidad de tiempo con la que cuentan los sujetos.  “Las unidades de consumo se han fragmentado en unidades de menor valor, para el usuario que busca intervenciones acordes a su gusto y al uso del tiempo de su vida cotidiana.”





       
Twitter emblema del microblogging
Se produce un paralelismo entre la vida cotidiana y la conexión permanente. Así, se dan intersecciones entre mensajería instantánea, redes sociales y el microblogging. El resultado es un texto muy breve de no más de 140 caracteres, compartidos con la comunidad virtual y con otros miembros.



                La vida de los sujetos está atravesada constantemente por formas de comunicación más breves e inmediatas. El empleo de la conectividad bluetooth a través de un teléfono celular, que permite realizar varias funciones, empleando al mismo tiempo las facilidades del propio aparato.


                Podrían elaborarse diferentes planteos ideológicos acerca de las consecuencias de la hiperbrevedad. Quizás tenga que ver con la sensación de la humanidad vive apurada, y eso no es de extrañar. Los términos del mercado evolucionan constantemente con un ritmo imposible de detener, las acciones fluctúan y pareciera que todos estamos inmersos en la vorágine de la inmediatez.
               
                Las prácticas comerciales y culturales cambian, ya no confiamos en el señor que nos vende los productos en las tiendad de electrodomésticos. Siempre supimos que los vendedores no tenían un doctorado en ingeniería electrónica, pero por algún motivo antes considerábamos más su opinión de "éste es el mejor equipo de música del mercado, y casualmente lo ofrecemos en un plan de financiación de 18 cuotas sin interés".
               Quizás lo que nos proporciona la web 2.0 es el fin de la tiranía del vendedor de Red Megatone, ahora tenemos la posibilidad de leer las opiniones de miles de usuarios acerca de un producto antes de comprarlo. Podemos ver videos de su funcionamiento, ver calificaciones, acceder al manual de usuario, ver tutoriales para aprender a usarlo, todo de antemano. Pensándolo bien, es lógico que confiemos más en 1000 desconocidos que en una sola persona, igualmente desconocida.
                Esperar diez canciones antes de la que queremos escuchar parece demasiado. ¿Quién no recuerda rebobinar con impaciencia un cassette buscando a ciegas la pista que buscaba? Si sabemos que no queremos la obra completa, ¿qué daño causamos al buscar en internet la fracción de moda?
                 Sin ahondar en el conflicto de la obsesión por la inmediatez (que podía rozar con la problemática de los accidentes de tránsito, piénsese en la sensación de no tolerar más estar atrás del camión que transporta vacas en la ruta, la necesidad de pasarlo aunque no se vea quién viene de frente), no se nos debe escapar todo aquello que perdemos al vivir tan apurados. Pero aunque seamos melancólicos empedernidos, aunque extrañemos los libritos de los CDs (con el valor incalculable de todas las letras de las canciones, antes de que existiera Google para conseguirlas) y aunque extrañemos la sensación de libertad al salir de casa sin celular al sabernos inlocalizables, no podemos movernos en dirección contraria al mundo. O tal vez podamos, pero también así nos perderemos de algo.
               
                Esencialmente, al aceptar la tecnología renunciamos a un mundo más simple. La promesa, sin embargo, era la de simplificar la vida, pero para lograrlo la complejizamos en otros aspectos. Para solucionar pequeños percances cotidianos, generamos otros, como "¿dónde dejé el cargador de mi celular?" o "¿por qué esta porquería de router WiFi no anda bien?". Debemos ser conscientes de que la tecnología, a cada necesidad que satisface, genera otra. Quizás al resultarnos útil, nosotros somos también útiles a ella.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Nuevos paradigmas y protocolos en el intercambio mediatico

«ADORACIÓN EN EL ALTAR DE LA CONVERGENCIA»* - Henry Jenkins.
«ENTRE LA COMPUTADORA Y EL TELEVISOR: La coexistencia de medios y las soluciones híbridas» - Roberto Igarza.

De la cultura de masas a la cultura de la convergencia
En esta primera década del siglo XXI que estamos a punto de terminar, nos encontramos parados en la convergencia de dos culturas. Una de ellas es la cultura de masas, de la hegemonía de la propaganda y los media, que planteaba como base para su existencia una sociedad conformada por individuos aislados entre sí, atomizados, alienados y pasivos. La otra cultura es, precisamente, la cultura de la convergencia, donde los medios populares se entrecruzan con los corporativos, donde el poder del productor y el consumidor mediáticos interaccionan de maneras impredecibles.

En este sentido, Roberto Igarza, autor de “Entre la computadora y el televisor: la coexistencia de medios y las soluciones hibridas” afirma que “los usuarios están adquiriendo y manipulando en el hogar una cantidad creciente de dispositivos técnicos digitales, con la pretensión de disfrutar de ellos como soportes transparentes, usufructuando los contenidos que proveen de manera fácil e independientemente de la fuente y del dispositivo que lo recepciona  o reproduce y en cualquier localización del hogar.” Así, los usuarios generan y consumen contenidos desde su hogar gracias a la utilización de mecanismos tecnológicos que se lo posibilitan.



A estos fines, “convergencia” se refiere al “flujo de contenido a través de múltiples plataformas mediáticas, la cooperación entre múltiples industrias mediáticas y el comportamiento migratorio de las audiencias mediáticas”, implicando infinidad de cambios tecnológicos, industriales, culturales y sociales; algunos han tenido que suceder para dar lugar a la convergencia mediática, mientras que otros irán ocurriendo ante nuestros ojos, o quizás, por detrás.

Igarza afirma que no es cuestión  de considerar la convergencia como la unión de las diferentes funciones de los  microuniversos en “nuevos dispositivos convergentes”, sino de responder a los deseos de los usuarios de que los diversos terminales puedan mezclarse funcionalmente, asumiendo que juntos trabajan mejor.


El contenido mediático circula a través de una multiplicidad de sistemas tecnológicos y, gracias a la globalización, traspasa fronteras culturales y nacionales. Los usuarios cada vez màs en su vida cotidiana, quieren mantener una conversación por chat, mirar un video, enviar imágenes, sacar fotografías y navegar por la web, con el uso de un aparato que todo lo contenga. Esta cadena de reproducción no sería posible sin la participación activa de los consumidores, y allí radica el principal cambio cultural propuesto en la era de la convergencia: se anima a los consumidores a buscar nueva información y establecer conexiones entre contenidos mediáticos dispersos.

La cultura de convergencia mediática es una cultura participativa, existe en cuanto deja de existir exclusivamente en la esfera mediática masiva y corporativa. La brecha entre consumidores y productores se achica, los límites se desdibujan. Ya no cumplen roles separados, sino que son participantes que interaccionan conforme a un nuevo conjunto de reglas, que aún no han sido conocidas ni aprobadas por todos.

La convergencia no es, por lo tanto, una práctica nueva, puesto que ha existido siempre que han existido personas que intercambian opiniones. Pero nuevas herramientas tecnológicas, principalmente aquellas que se dan en el marco de la web 2.0, han hecho posible que la convergencia se haga visible, que se extienda, que deje de ser horizontal para llegar a esferas altas en el proceso comunicacional, que deje de remitirse a un contexto espacial definido para abarcar, potencialmente, todo el mundo. Las nuevas tecnologías han permitido a la convergencia reconfigurar nuevas prácticas y protocolos culturales, cambiar los modos de operar de la religión, la educación, el derecho, la política, la publicidad e incluso el mundo militar. Y nosotros estamos inmersos en la vorágine de estos cambios accediendo sólo a una parte de ellos. 



¿Concentración mediática corporativa o libertad de expresión y producción para el público?
En esta era de convergencia mediática también se fortalecen los conglomerados corporativos que posibilitan la concentración mediática. Los contenidos convergen en diferentes niveles en la industria del entretenimiento, muchas veces controlados muchos de ellos por las mismas corporaciones.

¿La convergencia abre nuevas oportunidades de expresión o expande el poder de los grandes medios? La verdad reside en algún punto intermedio, que todavía no puede comprenderse. Lo cierto es que la cultura popular cambia porque cambia la relación entre el público, los productores y los contenidos.

Internet no desplazó todos los medios como el auto desplazó al caballo. Así como la televisión no mató a la radio ni el cine mató al teatro, cada viejo medio se vio forzado a coexistir con los medios emergentes. Es por eso que parece más acertado hablar de una cultura de convergencia mediática que una ola revolucionaria digitalizada. Los medios existen, pero sus protocolos se reconfiguran, cambia el público, el contenido, el estatus social, el uso que le dan los consumidores. Por ejemplo, hoy un joven puede hacer varias tareas a la vez, incorporando diferentes funciones de la computadora, el teléfono celular y la televisión, desplazando su atención de una a otra tecnología en cuestión de segundos.

Cada vez más la gente toma las riendas de los medios. Esto es posible en la medida en que en las plataformas mediáticas no sólo fluyen contenidos industrializados de entretenimiento. También se comparten y reproducen las vidas, los recuerdos, las relaciones, fantasías y deseos de los usuarios, y la producción de entretenimiento creada con pocos recursos por ellos mismos. Sin una estructura formal de distribución, ni un aparato de publicidad, ni un presupuesto abultado, una película casera llega potencialmente (y en ocasiones realmente) a millones de hogares en cuestión de segundos, con las consecuencias maravillosas o nefastas que esto pueda tener.

La convergencia es tanto un proceso corporativo de arriba como un proceso de abajo arriba dirigido por los consumidores. La convergencia corporativa coexiste con la convergencia popular.

Los productores mediáticos sólo lograrán afrontar los problemas actuales renegociando su relación con sus consumidores. El público, con poder gracias a estas nuevas tecnologías, exige el derecho a participar en la cultura. Si los viejos consumidores se suponían pasivos, los nuevos consumidores son activos, migratorios pero leales a sus cadenas, redes y medios. Ya no están aislados, están conectados socialmente, son ruidosos y públicos. Y los medios oscilan entre posiciones contradictorias frente a estas oportunidades que encuentran los consumidores. Mientras se realizan campañas en contra de la música bajada en mp3, otros artistas invitan a bajar el contenido gratuitamente. Reina una gran incertidumbre sobre cómo proceder, y lo que irá a suceder. Las luchas y los acuerdos restantes entre medios y consumidores definirán la cultura pública del futuro.
* Eslogan de la Experiencia Mediática de Nueva Orleáns (2003)

miércoles, 8 de septiembre de 2010

C5N: "Opiná, decí lo que pensás"

El medio elegido para analizar el uso de las herramientas 2.0 es el noticiero de cable C5N, que en La Plata se emite en la señal número 7.


Durante la programación el canal invita a los televidentes a “seguirlos” en diferentes espacios en la web: la página oficial (www.c5n.com), Facebook, YouTube, Twitter y una dirección de correo electrónico (cinco@c5n.com).

Lo primero que llama la atención es que desde la página de Internet del canal se puede visualizar en vivo la misma programación que se ve por televisión. Nuevamente invitan a seguirlos en Twitter, Facebook y YouTube. Otra característica destacable es la posibilidad de subir videos a YouTube que luego pueden aparecer en la pantalla de C5N.

                      

La página de internet hace mucho hincapié en Facebook. Automáticamente detecta si hay una cuenta abierta y ofrece la posibilidad de actualizar el estado en Facebook comentando las noticias. Al mismo tiempo, esos comentarios son publicados en el muro de C5N, así también como en la página del canal. También se observa un recuadro mostrando diferentes usuarios de Facebook a quienes “les gusta C5N”, siendo la cifra total 278.844 personas.

En el canal de YouTube de C5N se encuentran videos informativos y se permite a los usuarios dejar comentarios. El perfil de Twitter contiene “tweets” con breves noticias, a veces los títulos del día. También brinda información sobre el clima y el estado del tránsito.


El perfil de Facebook de C5N ofrece interesantes posibilidades de interconexión entre otros sitios y otras redes sociales, y al mismo tiempo la interacción entre el medio y los usuarios. En primer lugar, también aquí se pueden visualizar las noticas en vivo. También publicita la posibilidad de seguir tanto la página como el Twitter de C5N en teléfonos celulares de alta tecnología, como los de la marca BlackBerry. Además, hay enlaces a YouTube y Twitter.


El canal publica en el muro de su Facebook noticias generalmente acompañadas por un video, que también se pueden ver en la pestaña “Vídeo”. También ofrece un espacio de foro y de críticas para que los usuarios expresen sus opiniones. En un recuadro se ve que las páginas favoritas de C5N son Radio 10, Pop Radio 101.5 e Infobae.com, lo que nos brinda un interesante ejemplo de los multimedios.


miércoles, 1 de septiembre de 2010

El maravilloso mundo de la web

La noción de “internet” nació en 1972 en Estados Unidos, como una red que permitía el envío de información, entre computadoras ubicadas en diversos sitios. Con los años, esta red comenzó a expandirse a lo largo del mundo, y a principios de la década del '90 conformó lo que se conoce como www (World Wide Web), la que posee plataforma y aplicación.


En 1997 se conformó la burbuja .com, Web 1.0, que poseía contenidos formulados por algunos productores, las páginas eran estáticas y su actualización esporádica. Los usuarios la utilizaban para el envío y recepción de mensajes. “Se relacionó mayormente con la publicación, la unidireccionalidad de los mensajes, la alta cualificación necesaria para el manejo de herramientas y las prácticas de las empresas oligopólicas que operaban en la red”, afirma Francisco Vacas en el texto De la web 2.0 a la web 3.0.

A partir del 2004 se crea la web 2.0, una web colaborativa, donde los usuarios pueden participar, vincularse y ser creadores. Se produce una convergencia mediática. “El resultado de esta evolución social de la red es la generación de un círculo virtuoso, donde más personas pueden participar en la conversación global”, explica Vacas.

Con los avances de la tecnología y los cambios que ésta implementa, la vida cotidiana de los individuos se ve alterada y también modificada. Los sujetos se encuentran inmersos en el mundo de la web 2.0 donde dejan de lado su intimidad, y esta pasa a ser protagonista. Como expresó la autora Paula Sibilia, se concibe un nuevo concepto denominado “extimidad” para reemplazar la noción de intimidad.

En este sentido, con el boom de las redes sociales, la atención se focaliza en “ver la vida de cualquiera”. Éstas aumentan el yo (sociedad yoísta), pero colaboran en la relación de los usuarios. En este sentido, los usuarios conforman una sociedad donde pretenden hacerse visibles y transformar su vida en un espectáculo.

Por otra parte, el autor de Fans, blogueros y videojuegos. La cultura de la colaboración, Henry Jenkins, afirma que los miembros de las comunidades pueden cambiar de una a otra a medida que varían sus intereses y necesidades. “La velocidad y frecuencia de la comunicación puede intensificar los vínculos sociales en la comunidad de fans”. Asimismo, ejercen una fuerte presión y tienen el poder en sus manos; pueden opinar que un programa es muy bueno o criticarlo y hacerlo desaparecer.

Para concluir este recorrido por el complejo mundo de la web, se observa que en lo que se focaliza todo el tiempo es en la figura del usuario. Éste es quien decide de qué manera, cómo y cuándo elige un contenido. Además, tiene a su alcance todas las posibilidades para relacionarse con otros sujetos, y llegar a hacer público aquello que hace un tiempo se denominaba “vida privada”.